No practicaré la adivinación ni la predicción para satisfacer los mórbidos anhelos de los curiosos, ni buscaré asombrar, ni jugar con la credibilidad ajena, sino que satisfaré consultas solo a quieres tengan un problema sobre el cual saben que necesitan ayuda, buscándola ansiosamente.
En lugar de adelantar un pronóstico, me esforzaré para instalar el pensamiento recto que contribuya a evitar o mitigar una condición desfavorable que vea en una actividad, interpretándola en términos de influencias más bien que de sucesos y enseñando, en todo momento, una filosofía de libre albedrío y autocontrol emocional que sea antítesis de fatalismo y predestinación impecable. No daré a persona alguna consejo que contribuya a perjudicar a otra o aprovecharse injustamente de ella.
Jamás efectuaré manifestación ni interferencia alguna que vaya en demérito de otro astrólogo salvo que éste me llame a consulta.
No cejaré jamás en mis esfuerzos para acrecentar mi conocimiento científico para enseñarlo a quienes juzgue dignos de seguir mis huellas y consagrar mis energías sin regateo al mejoramiento de la comprensión humana y a las relaciones personales en servicio de la Humanidad y la sociedad.
Quiera el creador que puso los planetas en sus órbitas como medios de guía de los destinos del hombre preservarme y sostenerme en proporción a la fidelidad con que yo cumpla con las leyes que me ordenó enseñar.
¿Habías leído antes el JURAMENTO HIPOCRÁTICO DEL ASTRÓLOGO? http://t.co/pnUTCehfnw
— Campus Astrología (@campusastro) marzo 15, 2015