Esta Luna llena es una de las más intensas del año, pues tiene lugar en el enigmático, profundo y transformador signo de Escorpio, en el grado 2 del mismo, recibiendo y reflejando la Luz que irradia el Sol desde el grado opuesto en el signo de Tauro, para activar este eje, el eje de la fortaleza exterior (Tauro) e interior (Escorpio).
El primero representa la solidez de las formas, que tienden a consolidarse y perdurar en el tiempo, la conservación o preservación de la vida, el segundo, la transformación de las mismas, la destrucción, la putrefacción, la muerte que hace posible la evolución a otros estadios del Ser. Es la Luna llena del Wesak, celebración que conmemora la iluminación de Buda.
Escorpio es, además, el signo representativo de la sombra, donde se aloja todo lo temido y rechazado, de aquello que se encuentra relegado a las profundidades del inconsciente, al desván donde se almacenan nuestros traumas, miedos, inseguridades y deseos más viscerales, pero también nuestros talentos y capacidades olvidados y/o reprimidos. La sombra representa la materia prima para la transmutación interior, ella contiene nuestro potencial para la iluminación.
Es como una cueva llena de serpientes que resguardan valiosos tesoros y en la que es preciso adentrarse si queremos rescatar esas partes nuestras que han de ser reveladas a la luz de la consciencia para ser reconocidas, aceptadas e integradas sanamente, impulsando de esta manera nuestro proceso de transformación y, con ello, nuestra evolución.
Está claro que no es fácil aceptar la sombra, sobre todo aquello que consideramos negativo en ella, obsesiones, miedos, pulsiones, emociones dolorosas y oscuras, no obstante, hacerlo, es la única manera de darles cabida de forma positiva, de canalizarlas de forma creativa, ya sea a través del arte, el deporte y/o el trabajo interior y permitirnos descubrir la profunda sabiduría que entrañan, al enseñarnos la naturaleza de nuestro dolor y el elixir alquímico que nos permitirá sanarlo, toda vez que aceptemos transformarnos, morir simbólicamente y renacer, como lo haría un ave fénix.
Buda tuvo que hacer conciencia de sus demonios o Maras, los engaños de la mente condicionada, para poder iluminarse. Sin sombra no hay luz, así que lejos de rechazarla hemos de ser capaces de abrazarla y aprovechar su poder transformador para poder revelar la luz que en ella reside.
La Luna en este signo nos mostrará precisamente esa zona oscura y poco o nada reconocida del alma, las emociones intensas que allí habitan, planteándonos la necesidad de transmutar toda la densa y tóxica carga emocional que se encuentra allí acumulada y de la que es importante hacerse cargo para ser más íntegros y poder encontrar una verdadera armonía, de lo contrario, la sombra seguirá saboteándonos y proyectándose afuera hasta que le prestemos atención, al fin y al cabo, es una parte de nosotros mismos que busca ser reconocida y sin la cual no estaríamos completos.
Es una luna para vivir las emociones con profundidad e intensidad y, así mismo, aprender el autocontrol emocional, es decir, ser capaces de hacernos cargo del contenido que emerge y canalizarlo lo más sanamente posible a través de la introspección, el yoga o alguna forma de terapia o catarsis. También es propicia para disfrutar el silencio del alma, que es capaz de transmutar sus emociones convulsas y elevarse a través de la meditación.
Es necesario, sobre todo, desapegarnos de los condicionamientos que hemos formulado en nuestra dimensión emocional que conducen al sufrimiento y a emociones densas, tales como los celos, el odio, el rencor, la envidia, etc.
Es fundamental, en este sentido, poder soltarse, relajarse y permitirse experimentar las emociones tal como aparecen, dejándolas ir, sin resistencia, sólo así el alma puede ser transformada y puede experimentarse la alquimia interior que le permitirá seguir evolucionando.
Mientras más resistencia opongamos a dejar que las emociones densas fluyan y nos estanquemos de forma obsesiva en esa densidad, mayor será el dolor, pudiendo llegar a convertirse en un verdadero tormento.
Tal como reza el dicho: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Y lo que hace la diferencia es la forma en que gestionamos nuestras emociones, pensamientos, sensaciones y todo ello estará determinado en alto grado por nuestra percepción.
Así que es momento de trabajar con mayor ahínco en nuestra percepción y darnos la oportunidad de transformar esos paradigmas internos que ya están caducos y que no hacen mas que estancarnos en nuestro pozo emocional y demorarnos en tensiones innecesarias. Todo podría ser más simple, pero en nuestra forma errónea de percibir la realidad lo complicamos.
Nos dejamos envolver en la ilusión de la dualidad, creemos que las cosas son blancas o negras, nos polarizamos y nos olvidamos, en ese trance de que, en realidad, todo cuanto existe es una misma cosa, inseparable, indivisible.
Sin embargo, percibimos nuestro entorno como algo separado, la matriz misma que nos contuvo antes de nacer y que nos nutrió y acunó de forma cálida y amorosa, en el momento del parto es percibida como algo que se pierde, a lo que se muere, para poder nacer y es como si perdiéramos una parte de nosotros mismos.
Y cada vez que perdemos algo a lo que estamos aferrados, arraigados o con lo que nos sentimos profundamente compenetrados, ya sea una relación afectiva, un ser querido, un hogar, etc., revivimos ese mismo sufrimiento, pero es gracias a esas muertes reales o simbólicas que es posible nacer a otros estadios del alma.
Lo que no nos mata nos fortalece y, además, nos enseña a sobrevivir. Esta es la Luna pues de la muerte y la resurrección, por tanto, del renacer.
Es momento de observar atentamente que está muriendo dentro de nosotros y que sobrevive a ello, pues eso que perdura y sale ileso al proceso de transformación interior está impregnado de la esencia activa o elixir vital que es capaz de revivirnos, sanarnos, elevarnos desde lo más profundo y hacernos más fuertes, y es lo que impulsa nuestra voluntad.
Esa quintaesencia divina que está presente en todo más allá de la vida o de la muerte es lo que permanece cuando el ego ha sido destruido y tiene un enorme e incalculable poder. Esta Luna nos brinda la oportunidad de reconocerlo y abrazarlo, empoderándonos así en nuestra dimensión emocional. Muriendo a nuestras obsesiones, miedos viscerales, inseguridades, bajas pasiones, para resurgir de las cenizas más íntegros y purificados.
Escorpio es, también, el signo relacionado con lo oculto, lo misterioso, lo esotérico, así que esta Luna es un llamado a profundizar en los misterios del alma y de lo del sagrado femenino, sobre todo de la faceta maternal que es la que corresponde a la Luna llena, conectar con la Sabiduría profunda de la Madre Celeste, con su poderoso psiquismo que engendra fuerzas sobrenaturales, con su poder procreador y a la vez destructor y renovador, pues esta es la faceta que nos muestra en el signo de Escorpio, la Madre Bruja y transmutadora, la Maga.
Es un buen momento, por ejemplo, para conectar con la energía de Kali Ma y solicitar su protección ante enemigos internos y externos, que no son más que una proyección de los primeros.
Además la Luna se encontrará en conjunción a Lilith que aún se encuentra en los últimos grados de Libra. Tal vez encuentres algún otro Mag@ y sabi@ compañer@ con quien compartir tu ritual o meditación de Luna llena o puede que expreses esa energía en una profunda e intensa escapada con tu pareja donde podáis compartir vuestra intimidad de forma apasionada y transformadora.
También es posible que se concreten alianzas y reuniones de forma clandestina para actividades de tipo revolucionario.
Otro de los temas a considerar con la Luna llena en Escorpio es el sexo, más aún en esta lunación que tuvo comienzo en el signo de Aries, relacionado, entre otras cosas con el impulso sexual. Escorpio, por su parte, puede hacer florecer ese impulso inicial ariano en una profunda compenetración, a través de la conexión que expresa y canaliza el deseo y la pasión de estos dos signos, el uno desde la chispa inicial que enciende esa pasión y el otro desde la intensidad volcánica y acuosa de esas pulsiones experimentadas a un nivel más visceral, de mayor profundidad a nivel energético y de intensa interconexión, no sólo física, sino psíquica y energética.
En otro orden de ideas, el propósito de esta lunación, al tener comienzo en el signo de Aries, es el de emprender, autoafirmar, luchar, impulsar, comenzar, nacer, ser y por haberse puesto retrógrado Marte, regente de este signo, durante el transcurso de la lunación, este propósito se interioriza, la voluntad se redirecciona hacia adentro, lo cual es muy propicio al clímax de la lunación, pues será materia prima que la Luna llena en Escorpio habrá de digerir y transmutar desde esa profundidad e intensidad interior que le caracteriza.
Entonces, es muy probable que nos encontremos, de alguna manera, reiniciando, renaciendo, reactivando luchas, reafirmando y reconociéndonos en función de nuestro proceso evolutivo.
Si hay alguna guerra que librar lo haremos en nuestro interior y si hay algo que ha de morir será allí, justo en ese campo de batalla, donde nuestras emociones encontradas generan algún tipo de conflicto que puede llegar a ser agotador, desgastándonos.
Es entonces cuando resuena un profundo llamado interior, una invitación a procesar esa energía ariana de tal manera que sea capaz de morir y renacer en las aguas transformadoras de Escorpio y hacer de ese impulso interior combativo y violento una semilla de re-evolución interior.
No en vano, Plutón, regente de Escorpio, también se encuentra retrógrado y en el signo de Capricornio, que hace referencia, entre otras cosas, al sistema, a las estructuras, condicionamientos y limitaciones, conduciéndonos a transformar el mundo y sus estructuras dentro de nosotros mismos, pues somos cada vez más conscientes de la responsabilidad que a cada uno comporta como co-creadores de nuestra realidad.
La Tierra nos recordará cuán importante es tomar la responsabilidad que nos toca al respecto, a nivel individual y colectivo, en cuanto al proceso evolutivo del que estamos participando en este planeta, pues esta lunación iniciada en Aries y revelada plenamente en Escorpio representará el despertar y la reactivación de la fuerza telúrica y ello se ve expresado en violentos movimientos energéticos internos, desencadenando terremotos y erupciones volcánicas, máxime cuando sigue vigente la cuadratura entre Plutón retrógrado en Capricornio y Urano en Aries.
Es importante señalar, al respecto, que Marte retrógrado, como dispositor de Urano, por su regencia sobre Aries, el signo donde actualmente se encuentra el planeta del despertar, de la humanidad, las sacudidas y los cambios brucos, inesperados y radicales, puede intensificar y funcionar como un detonante en esta reactivación del despertar de la Tierra y también de los seres que en ella habitamos, con su impulso energético que, al retrogradar, está enfocado hacia adentro, hacia el interior, en el signo de Sagitario, que expande esa energía, la amplifica. Sea como sea, la Kundalini de la Tierra está reactivándose de forma violenta y poderosa y recordándonos cuan viva está nuestra madre.
Saturno, dispositor de Plutón, por su regencia sobre el signo de Capricornio, también se encuentra retrógrado, en conjunción ya separativa con Marte retrógrado, en el signo de Sagitario y ambos en cuadratura a Neptuno, aspectos que reafirman conflictos y tensiones de tipo político, religioso e internacionales a través de políticas retrógradas de segregación, que acentúan el caos, la pobreza y la marginación de los más desfavorecidos, es justo lo que estamos viendo en el caso de los refugiados Sirios.
En un ámbito más personal, la retrogradación de Marte en Sagitario puede indicar el reinicio o reactivación de estudios, actividades políticas o religiosas, viajes, exploraciones.
No obstante, no es el mejor momento para emprender actividades nuevas en estos ámbitos, ni proyectos importantes, sino más bien para reafirmar y reimpulsar los ya existentes.
Saturno retrógrado en Sagitario aunado a Júpiter retrógrado en Virgo, con su actual cuadratura y la T cuadrada que completan con Neptuno, nos están invitando más bien a trabajar en la reestructuración y reorganización de nuestros proyectos, es importante revisarlos para perfeccionarlos y hacerlos más sostenibles, prácticos, prósperos y perdurables en el tiempo. Es importante soñar pero con los pies bien puestos sobre la tierra.
Quien bien quiere cosechar ha de removerla primero y preparar el terreno. Ceres, uno de los dispositores de Júpiter, por su regencia sobre el signo de Virgo, se encuentra actualmente en Aries impulsándonos a iniciar un nuevo ciclo de cosecha en aquellos ámbitos de nuestra vida relacionados con la casa por donde esté transitando o con los planetas con los que interactúe a su paso pero hay que preparar ese proceso debidamente.
Otro de los regentes de Virgo, Mercurio, quien es su regente tradicional, se encuentra actualmente en el signo de Tauro, formando un gran trígono con Júpiter y Plutón confirmándonos lo anterior, es tiempo de trabajar en el arado del terreno y lo haremos tanto a nivel intelectual como a través de la comunicación y la interacción con el entorno, hay que comunicarse y moverse con firmeza, de forma lenta pero segura, si se quiere que esos proyectos que estamos reorganizando generen prosperidad, invertir en publicidad y generar contactos estables y fiables.
Los intercambios comerciales y ventas con este tránsito pueden llegar a ser muy productivos e impulsar esos proyectos que estamos reevaluando, contribuyendo así a transformar ese estancamiento que sentíamos en algún área de nuestra vida.
Por otra parte, tenemos al planeta Venus aún en el signo de Aries y en conjunción a Urano, ambos opuestos a Lilith en Libra y cuadrando a Plutón, formando entre todos una T cuadrada, figura tensa pero con gran potencial energético. Esto, a nivel social, puede representar la unión de personas con espíritu de lucha y rebeldía que buscan un cambio radical ante este sistema caduco y opresor que se resiste a morir.
En la unión está la fuerza y, mientras más apriete el sistema, mayor será la unión y la acción colectiva, pero eso sí, sólo si cada uno es capaz de despertar y activar su propio proceso de cambio este será realmente contundente a nivel colectivo, cada vez se hace más claro y patente que sin re-evolución interior no hay revolución que pueda ser efectiva, cada vez es mayor el número de seres despiertos y sólo la unión de muchas luces puede iluminar el mundo y socavar la oscuridad, la interior y exterior.
A escala personal este aspecto puede generar una alta tensión en las relaciones, es muy probable que la pareja nos reclame más espacio personal, sobre todo si, de alguna manera, se ha sentido oprimido o limitado, por lo cual es preciso relajarnos y trabajar los celos, miedos e inseguridades que puedan estar generando el conflicto, reformular nuestros votos de confianza y permitirnos también a nosotros mismos disfrutar de nuestro propio espacio y libertad, de compartir con nuestros amigos, incluso iniciar nuevas amistades.
Puede que seamos nosotros los que reclamamos ese espacio y que sea el otro quien deba ceder, en fin, son temas que lejos de separarnos, si se trabajan con madurez, pueden fortalecer la pareja, todo dependerá de que tan viva esté la llama del amor y este es, precisamente, un buen momento para reactivarla.
Mantengamos la calma, comprendamos el proceso del otro, sepamos ser, anto todo, amigos y respetar y valorar la autenticidad y libertad del otro y, sobre todo, no tiremos por la borda en un arrebato lo que hemos construido con el tiempo, el amor y el apoyo mutuo.
Es importante profundizar en la paciencia y el respeto, así como responsabilizarnos de nuestra alquimia interior, transformando nuestros miedos y bloqueos en seguridad y estabilidad interior, para que el la compenetración sea más sólida y perdure en el tiempo.
También puede que nos encontremos compartiendo con la pareja entre amigos o grandes aglomeraciones; en Catalunya, por ejemplo, pronto viene Sant Jordi, así que es buen momento para ello y, si no tienes pareja, quién sabe, tal vez la halles entre la multitud o, al menos, experimentes ese típico flechazo de Aries, alguna mirada salvaje que despierte tus deseos y te enamore a primera vista, esto puede ser algo muy fugaz, pero no deja de ser apasionante, aunque dure poco, nos recuerda que tenemos sangre en las venas, que la llama del amor está viva en nuestro corazón y que somos capaces de sentir y de vibrar.
Si ya tenéis pareja, es buen momento para reafirmar el amor y entregaros a la intensidad de un beso entre la multitud; Venus en Aries se deja llevar por el impulso apasionado y, con Urano, puede sorprendernos con su intensidad cuando menos nos lo esperamos, degustando el instante presente y haciéndonos sentir que aún movemos el piso a esa persona a la que amamos, que la pasión, que parecía enfriarse, aún está viva, destruyendo así cualquier temor y derribando esas barreras interiores que nos impiden profundizar más.
Sea como sea, esta Luna promete intensidad, así que hay que estar preparados para experimentarla como le gusta a Escorpio, con toda la pasión y la fuerza, sintiendo las emociones hasta la médula, sentir la fragilidad y la fortaleza que estas nos evocan, si podemos morir y renacer en ellas comprobaremos cuan vivos estamos y nuestra capacidad de transformarnos y evolucionar a través de su intensidad, para ello, la sabiduría interior es fundamental, así como el saber soltar y entregarse al proceso. Seamos capaces de resurgir de las cenizas como el ave Fénix y volar muy alto, nuestra alma despierta está ansíosa de ello.
Estamos evolucionando de forma lenta pero segura, transformando estructuras internas y externas; al menos una parte de la humanidad, por pequeña que pueda parecernos ahora, ya ha despertado, y eso es un fundamental para el salto cuántico que como especie estamos dando. Cada vez menos reptiles, cada vez más alados, reconectando con nuestra divinidad, recordando cuan sagrados somos. Y atentos, que vienen más saltos cuánticos, la Tierra nos está llamando a ello.
Consultora de Astrología y Tarot
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