Las direcciones primarias son una de las técnicas predictivas más utilizada en la antigüedad. Este método de prognosis está basado en el movimiento rotatorio diario de la Tierra, o lo que es lo mismo, el desplazamiento aparente de la bóveda celeste.
En este sistema se compara el cielo del día de nacimiento con un gran reloj en el que cada lapso de
cuatro minutos después del nacimiento se corresponde con un año de vida, de tal manera que
cuarenta minutos después del nacimiento es igual a los diez años de vida; dos horas después de
nacer se corresponde con treinta años, y así sucesivamente.