1-Teniendo en cuenta ese factor destino, cuando uno estudia la sinastría entre dos personas, debe por lo tanto seguir el siguiente protocolo: 1-Estudiar detenidamente la carta de la persona para la que hacemos esa sinastría.
Hay que buscar:
A)Sus puntos débiles
y ver hasta qué punto está atado a ellos por un beneficio neurótico. Eso es lo que llamo sus “enganches”, las configuraciones que más “pupa” le hacen, pues solemos tener tendencia a ir buscando a lo largo de nuestra vida a gente que active eso.
Si tengo una Luna cuadrada a Saturno, ¿para qué voy a buscar a amigos con Venus en trígono a mi Luna? ¡Ni pensarlo! Un buen Saturno será lo que me guste. Cuanto peor esté con mi Luna, mejor, así sufriré más. Hay que tener las ideas muy claras y un gran dominio sobre el destino propio para no hacerlo. Las personas que eligen buenas sinastrias demuestran con ello o que tienen una carta excelente, o que comprenden su destino y saben manejarlo.
La palabra “cónyuge” viene de “cum-iugum”, es el yugo de los bueyes lo que nos ata al otro y nos hace tirar de la misma carreta. Es muy difícil evitar que una persona busque en los demás a aquellos que activen sus enganches, pero, por lo menos, hay que procurar que la cosa no vaya a peor.
B)Sus puntos fuertes:
en cada carta hay puntos más fuertes que otros, salidas para conseguir mejorar nuestro destino. Conviene por lo tanto observar si el otro nos ayuda en esa tarea, pues entonces nos permitirá crecer y desarrollar lo mejor de nosotros mismos.
C) Las tónicas básicas:
La gente no se junta con los demás por los buenos aspectos (Venus o Júpiter en trígono a la Luna, por ejemplo), sino que buscan a aquellos que están en la misma sintonía que ellos. Dime quién eres y te diré con quién vas. Si uno tiene una Luna “marcial” no le van a agradar las personas con una tierna Luna venusina, preferirá a aquellos cuya Luna esté en domicilio de Marte o en aspecto con él.
A la inversa, el que tenga una Luna venusina encontrará demasiado seco para su gusto al que la tenga saturnina y demasiado agrio al que la tenga marcial. No se sentirá a gusto con ellos. Dios los cría y ellos se juntan. También hay una tendencia a repetir las posiciones domales. Hay pues que buscar el parecido entre esas personas (posiciones en casas, en signos y aspectos). Por muy distintos que sean a primera vista, para que haya relación debe haber sintonía, en lo bueno o en lo malo.
D) Su destino de pareja (la VII y todos sus significadores):
Si una amiga vuestra tiene a Marte en VII, es inútil presentarle a ese buen chico venusino que os parecería un marido ideal para ella. No le va a gustar.
Si queréis organizarle una cita, repasad vuestra agenda de deportistas. Es importante también ver si el otro activa nuestros significadores de VII y cómo lo hace. Si uno tiene a Júpiter en VII, está bien que el otro tenga a su propio Júpiter en trígono con él, y sospechoso que tenga a Saturno cuadrado con él.
2-Aparte de eso, otros puntos importantes para redondear la sinastría serían:
• Los aspectos a los significadores de I: cúspide del Asc., planetas en casa I y regente del Asc. Esos aspectos son muy importantes, pues indican cómo nos va a tratar el otro físicamente. Si son buenos aspectos, no sólo le gustamos, sino que respeta nuestra integridad física. Si son malos aspectos (sobre todo de Saturno, Marte, Urano y Plutón), hay riesgos de malos tratos físicos o psicológicos.
• Los aspectos al Sol y a la Luna: éstos afectan nuestra personalidad (Sol) y nuestras emociones (Luna), si bien, al regir otras casas, es posible que también impliquen otros sectores.
• Venus: cuál es nuestra forma de entender el amor y el placer. Pero no olvidemos que lo fundamental va a ser siempre: 1-Dar más importancia a los aspectos que toquen puntos sensibles del natal y observar si están en sintonía con ese natal: una mala configuración del natal suele estar aspectada por un mal planeta o mala configuración del otro, y una buena configuración del rádix por una buena del otro. Procuremos no empeorar.
3-Interpretar los contactos globalmente, nada de “”Venus sobre el Sol” o “Venus sobre la Luna” etc. Los planetas del uno que aspectan a los planetas del otro llevan la carga de significación que tienen en el natal: si uno tiene la Luna en sextil a nuestro Sol, eso puede ser bueno o malo. Si su Luna natal rige la V y está domiciliada allí, será bueno. Si esa misma Luna rige la VIII y está en XII, ese sextil no nos beneficiará para nada.
El otro nos aporta lo que tiene: por eso, por ejemplo, un buen o mal aspecto de un planeta que viene de la XII del otro implica siempre sus cosas escondidas, enemigos o enfermedades. Es persona nos ocultará algo o nos perjudicará. Si su Luna en trígono a nuestro Sol está cuadrada con Marte, lo que hará es proyectar sus emociones agresivas sobre nosotros etc.
Fuente : Libro “Sinastrias Peligrosas”