No hay que buscar en esta obra de Omraam Mikhaël Aïvanhov los elementos pertinentes a un manual de astrología. El zodíaco que nos presenta es el Libro de los libros, aquél en el que todo está escrito. Las constelaciones y los planetas son signos jeroglíficos, caracteres sagrados, cuya comprensión nos revela la creación del mundo y del hombre, su evolución común, la identidad de su estructura. Y todo ser consciente de su pertenencia universal siente la necesidad del trabajo interno a realizar, para encontrar en sí mismo la plenitud del orden cósmico del cual el círculo del zodíaco es el símbolo perfecto.
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