La astrología es una ciencia positiva comporta a la vez el conocimiento de las causas en el plano celeste y el de sus afectos sobre el plano terrestre. Se apoya, pues, sobre una doctrina y la experiencia, es decir, sobre un sistema tradicional de interpretación. No basta conocer las leyes de influencia, hay que saber traducirlas. En ello estriba toda la dificultad. Muy a menudo, el temor de cometer errores mantiene al adepto en una actitud de timidez que paraliza sus medios. Es una equivocación, o, a veces, un exceso de escrúpulos. Debe afirmarse lo que se piensa, a condición de demostrar que lo que uno anticipa reposa sobre principios o reglas de indiscutible exactitud. Para alcanzar esa meta, es menester estar en las condiciones mas completas de poseer los elementos de investigación y de control.
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